viernes, 27 de febrero de 2009

Ejemplo de triunfador (III)

Mi tercera historia es sobre la muerte.

Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo como: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón”. Me marcó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?” Y si la respuesta era “No” durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo.

Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque prácticamente todo — las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso — se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir al corazón.

Hace casi un año me diagnosticaron cáncer. Me hicieron un barrido a las 7:30 de la mañana, y mostraba claramente un tumor en el páncreas. Ni siquiera sabía qué era el páncreas. Los médicos me dijeron que era prácticamente seguro un tipo de cáncer incurable, y que mi esperanza de vida sería de tres a seis meses. Mi médico me aconsejó que me fuese a casa y dejara zanjados mis asuntos, forma médica de decir prepárate a morir. Significa intentar decirle a tus hijos todo lo que ibas a contarles en los próximos diez años en unos pocos meses. Significa asegurarte de que todo queda atado y bien atado, para que sea tan fácil como sea posible para tu familia. Significa decir adiós.

Viví todo un día con ese diagnóstico. Luego, a última hora de la tarde, me hicieron una biopsia, metiéndome un endoscopio por la garganta, a través del estómago y el duodeno, pincharon el páncreas con una aguja para obtener algunas células del tumor. Yo estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me dijo que cuando vieron las células al microscopio los médicos comenzaron a llorar porque resultó ser una forma muy rara de cáncer pancreático que se puede curar con cirugía. Me operaron, y ahora estoy bien.
Esto es lo más cerca que he estado de la muerte, y espero que sea lo más cerca que esté de ella durante algunas décadas más. Habiendo vivido esto, ahora os puedo decir esto con más certeza que cuando la muerte era un concepto útil, pero puramente intelectual:
Nadie quiere morir. Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque la Muerte es posiblemente el mejor invento de la Vida. Es el agente de cambio de la Vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo. Ahora mismo lo nuevo sois vosotros, pero dentro de no demasiado tiempo, de forma gradual, os iréis convirtiendo en lo viejo, y seréis apartados. Siento ser tan dramático, pero es bastante cierto.

Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis viviendo la vida de otro. No os dejéis atrapar por el dogma — que es vivir según los resultados del pensamiento de otros. No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior. Y lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición. De algún modo ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser. Todo lo demás es secundario.

Cuando era joven, había una publicación asombrosa llamada The Whole Earth Catalog [Catálogo de toda la Tierra], una de las biblias de mi generación. La creó un tipo llamado Stewart Brand no lejos de aquí, en Menlo Park, y la trajo a la vida con su toque poético. Eran los últimos años 60, antes de los ordenadores personales y la autoedición, así que se hacía con máquinas de escribir, tijeras, y cámaras Polaroid. Era como Google con tapas de cartulina, 35 años de que llegara Google: era idealista, y rebosaba de herramientas claras y grandes conceptos.

Stewart y su equipo sacaron varios números del The Whole Earth Catalog, y cuando llegó su momento, sacaron un último número. Fue a mediados de los 70, y yo tenía vuestra edad. En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera por el campo a primera hora de la mañana, la clase de carretera en la que podrías encontrarte haciendo autoestop si fueseis así de aventureros. Bajo ella estaban las palabras: “Sigue hambriento. Sigue alocado”. Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue alocado. Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os graduáis para comenzar de nuevo, os deseo eso.
Seguid hambrientos. Seguid alocados.Muchísimas gracias a todos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Podias ser un poco más original, ¿hacerte un blog para esto? Yo me esperaba otra cosa, creí que ibas a comentarnos sus palabras y nos ibas a exponer tu opinion sobre la vida, pero bueno, tendré qu seguir buscando blogs más trabajados. Sinceramente, lo veo muy pobre, es que simplemente has cortado y pegado. Y has abusado de los lectores por dividirlo en varias partes, engañandote a ti mismo creyendo que tienes nuevos posts, cuando son una continuacion del anterior. Espero que te sirva como una critica constructiva.

adolfojrodriguez dijo...

La amabilidad fluye claramente por la red...

Anónimo dijo...

Ha sido interesante leerlo. Aunque te digo una cosa: yo no quiero no morir. Le agradezco a Steve que hable por mi pero no hace falta..

Jorge R dijo...

Marta, primero te dedico la nueva entrada, segundo, no pretendia engañar a nadie, muy tonto tenia que ser para pretender un engaño y ponerle el mismo nombre a las 3 entradas. Un saludo, sigue leyendo.

Fiz dijo...

Lo siento Marta, pero deberías distinguir entre una crítica constructiva por parte de un amigo y soltar "verdades" a la cara delante de todo el mundo con un aire de superioridad que ya le daría vergüenza ajena a la mismísima Pantoja.
Has llamado a Giorgio Luigi cutre-bloguero, lo has acusado de plagio y, por si faltaba poco, lo llamas estafador.
Si quieres opiniones interesantes lee a Séneca o ve a la sección de Filosofía de cualquier biblioteca pública, ¡es gratis!
No tiene Giorgio Luigi la culpa de tus expectativas erróneamente fundadas. Si no gusta el blog sólo tienes que darle al símbolo X de tu explorador de internet y seguir con tu vida sin machacar la de los demás.
Espero que seas coherente contigo misma y nunca llegues a leer esta entrada.

Jorge R dijo...

jajaja, Fiz, contigo no me hace falta abuela...

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